Aportaciones analíticas al conocimiento y la conservación de la colección de arte de Asia oriental en el Museo de Zaragoza.

Josefina Pérez Arantegui

Carmen Gallego, Nerea Díez de Pinos

Desde 2001, el Museo de Zaragoza cuenta en sus fondos con una colección de más de mil objetos artísticos (datados entre los siglos III y XX) procedentes del continente asiático, conocida también como colección Federico Torralba. Este conjunto de arte oriental destaca por muchos aspectos, con piezas de excepcional calidad y belleza. Entre ellas sobresalen dos conjuntos, el de más de doscientos objetos lacados y el de más de trescientos ejemplares de estampas y libros ilustrados de estilo ukiyo-e.

Los lacados orientales se realizan a través de un complejo proceso, utilizando materias primas que tienen una distribución geográfica especial y que permiten ser relacionadas con su procedencia. En el caso de piezas de colección o de museos, además, la identificación de las mezclas de los componentes usados puede ser crucial en los procesos de catalogación y conservación de los objetos. Por su complejidad y por las características químicas de las lacas, en este caso se recurrió a tomar micro-muestras de las mismas para poder realizar su análisis a través de una metodología de pirolisis – cromatografía de gases – espectrometría de masas.

Por otro lado, la serie de estampas japonesas del museo ofrece la necesaria diversidad de autores, estilos y cronologías para estudiar la evolución de la estampa en Japón, especialmente en el uso del color. La investigación analítica de obras de los periodos Edo (1615-1868) y Meiji (1868-1912) permitió extraer conclusiones sobre la utilización de pigmentos y colorantes tradicionales y la introducción de otros nuevos producidos industrialmente, especialmente en los siglos XIX y XX. Para su análisis, por las características de estos grabados y, sobre todo, por su fragilidad, se requieren técnicas de estudio no-invasivas que permiten identificar los materiales usados para el color y profundizar además en su estado de conservación. Por ello, se eligieron como metodologías analíticas la espectrometría de reflectancia difusa en la región del UV-visible, acompañada de la toma de imágenes hiperespectrales en el visible e infrarrojo cercano, y la espectroscopía de reflectancia en el infrarrojo cercano y medio por fibra óptica, combinadas con la fluorescencia de rayos X.

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