Mª Eva Fernández Baquero y Mª Isabel Fernández García
En la articulación de las estructuras de producción del complejo alfarero vinculado a la antigua ciudad de Isturgi (Los Villares de Andújar, Jaén) desempeñó un papel fundamental el componente humano adscrito a las diversas fases del proceso productivo. De todas ellas, merecen especial atención, las officinae que dejan constancia de su trabajo mediante sus correspondientes sigilla que nos acercan a un artesanado de diferente condición en función de sus marcas. De las tres generaciones de alfareros productores de terra sigillata isturgitana, las dos primeras (época preflavia y flavia, respectivamente) signan sus manufacturas mediante sigilla de carácter epigráfico. Un notable contraste se observa entre ambas generaciones en cuanto a variabilidad de officinae que rubrican sus productos con una manifiesta preponderancia de talleres de la segunda generación frente a la primera. Un cambio se observa en la tercera generación (últimos momentos del siglo I/siglo II) en la que se introduce una rúbrica anepigráfica como elemento distintivo de algunos talleres. El análisis inicial derivado de la lectura de algunas de las marcas de alfarero, a la luz de la legislación romana, constituye el inicio de un largo camino en el que estructuras humanas y legales de producción se unen en un intento de dar respuestas a una serie de interrogantes acerca de esos firmantes dentro del engranaje productivo.
Nota. El presente trabajo cuenta con el soporte del proyecto “Producción y adquisición de cerámicas finas en la Hispania altoimperial: sigilla hispaniae (PID2019-105294GB-I00) / AEI / 10.13039/501100011033).
