Beatriz Ezquerra Lebrón
Sara Azuara Galve
En 2018 se llevaron a cabo prospecciones en el Cabezo de San Pedro, precisando la ubicación de la necrópolis en la zona más meridional, extramuros, y al SO del poblado de época ibérica. Datada en la Edad del Hierro, la prospección geofísica realizada en la campaña de 2021 ha revelado que ocupa una superficie total de más de 800 m2, en los que se ha estimado, de manera provisional, que puede albergar en torno a un centenar de túmulos.
Hasta el momento se han excavado catorce enterramientos, la mayoría con un buen estado de conservación. Todos ellos responden al ritual de la incineración, en una necrópolis fundamentalmente tumular, en la que se han hallado hasta nueve estructuras de piedra, de morfología variada, aunque de dimensiones similares, con un longitud o diámetro aproximado de 2 m -en función de si su planta es cuadrangular o circular-. En todos los casos se reservó un espacio central a modo de loculus, donde se depositaron los restos del difunto. En su mayor parte se han localizado urnas cerámicas que contuvieron los restos de las cremaciones, la mayoría fabricadas a mano, junto a otras de tamaño más reducido, algunas elaboradas a torno, que nos acercan a las primeras producciones de cerámica ibérica en el área del río Martín. Estas vasijas contenían alimentos y sustancias que acompañarían a los difuntos, junto a diversos elementos metálicos, fundamentalmente de bronce, conformando los ajuares.
Además de las estructuras tumulares se han encontrado cinco enterramientos sin encachados, ubicados entre acumulaciones informes de piedras y un espacio interpretado como votivo, quizá destinado a ofrendas.
El estudio antropológico, la datación con C-14 y el análisis del contenido de los vasos permitirán conocer la información fundamental para caracterizar la población que posiblemente ocupó San Pedro en una fase previa a la iberización, aún no documentada estratigráficamente.