Miguel Beltrán Lloris
Antonio Mostalac Carrillo, Paula Uribe Agudo
Tras un largo periodo de investigaciones en la Colonia Celsa, la finalización de los trabajos preliminares llevados a cabo en la ínsula II, permite poner al día viejas cuestiones pendientes de solución, aunque sigan planteadas con toda crudeza algunas incógnitas importantes, como el final efectivo de la colonia, que ahora comienza desvelarse con conclusiones más ajustadas, que tienen su contexto natural en el papel que desempeñó en este proceso la capital del conventus, Caesar Augusta, cuya historia y territorio conocemos mejor.
La reciente puesta al día de las estratigrafías de la ínsula II, permite una reconsideración general de las secuencias estratigráficas obtenidas hasta la fecha, adecuando los conocimientos derivados de las emisiones monetales de la colonia y los acontecimientos históricos relacionados con la ciudad, permitiendo trazar un detallado panorama entre el s. II a. de C. y los primeros años de la dinastía flavia, periodo que corresponde al desarrollo del asentamiento ibérico de Kelse y al final efectivo, por abandono, de la colonia de Lépido.
Se han definido en consecuencia tres fases generales aplicables al desarrollo histórico del asentamiento. Fase I: Kelse, asentamiento ibérico (200-69/50 a. C.); fase II: Ibérico tardío, CEL-Kelse (69/50 – 44 a. C.); fase III: Colonia Victrix Iulia Lepida/Celsa (44 a. C.- 69/75 d. C.).
Así, queda despejado en el momento presente el capítulo correspondiente al horizonte ibérico de Kelse (fase I), que se ignoraba hasta el presente y que viene ilustrado de forma especial por los restos del Ibérico Reciente puestos al descubierto en los niveles inferiores de la ínsula II (fase II), que documentan una ocupación urbana ajustada a los cánones de Roma, tanto en la modulación y trazado de la ínsula como en la disposición de los distintos espacios, ilustrando un fenómeno análogo al conocido en Salduie, o Kontrebia Belaiska y situando en un horizonte anterior al establecimiento colonial, la primera conformación del espacio al itálico modo. En un momento muy preciso de este periodo se sitúa la emisión de las series bilingües de la ciudad, CEL/Kelse, consecuentes a las emisiones ibéricas de Kelse.
La fase III corresponde al establecimiento colonial por parte de M. Aemilius Lepidus, en el año 44 a. C, durante su segundo mandato, que se manifiesta en las disposiciones definitivas de las ínsulas I y II. A partir de ese momento hay una evolución constante en la conformación de espacios en la ciudad, definiéndose determinadas unidades domésticas en la ínsula I y adoptándose el espacio definitivo en la ínsula II.
Desde ahora asistimos al crecimiento y conformación de los espacios de la colonia de acuerdo con sus posibilidades económicas y sociales, según manifiesta la evolución particular de cada uno de los ámbitos conocidos. En el presente trabajo, se traza una síntesis de las aportaciones más significativas de la cultura material puesta al día en la colonia, atendiendo a las bases estratigráficas, al modelo urbano que manifiesta la recientemente estudiada ínsula II y las principales aportaciones de la arquitectura doméstica, monumental (viario) y de servicios, (pistrinum, espacio comercial, caupona…) hasta la etapa flavia.