Alejandro Sierra Sainz-Aja
Francisco Javier Ruiz Ruiz, Alberto Mayayo Catalán
La sociedad andalusí ha sido considerada eminentemente urbana, pero el ámbito rural debió tener gran importancia tanto defensiva como económica. Los escasos datos arqueológicos que tenemos hasta la fecha para el valle del Ebro muestran como el mundo rural andalusí debió articularse entorno a fortificaciones y asentamientos rurales tipo alquería. Este segundo tipo de asentamientos aprovecharía las riquezas de las llanuras del Ebro, siendo la ganadería una de las mismas. La ganadería andalusí se debió encontrar fuertemente condicionada por islamización de la sociedad y las estrictas normas alimenticias de esta religión.
En este trabajo presentamos los resultados del análisis arqueozoológico del asentamiento andalusí de Gelsa, interpretado como una alquería datada en época taifal (siglo XI-1118), aunque con algunos elementos arqueológicos que se pueden fechar en el siglo X y que demostrarían la existencia de una ocupación previa de época califal. Este enclave fue abandonado hacia el año 1118, momento de la conquista cristiana del valle del Ebro tras la toma de Zaragoza, capital de la Taifa, por Alfonso I el Batallador, tratándose de una población andalusí antecedente de la actual Gelsa.
Las estructuras documentadas pertenecen a dos edificios, quizás dos casas, separados por un espacio abierto a modo de patio o quizás una calle, lo que indicaría la existencia de un urbanismo más complejo. Se excavó buena parte de una vivienda de planta probablemente cuadrangular con unas dimensiones de más de 30 x 26 metros, cuyos muros de mampostería delimitan varias estancias de planta cuadrangular o rectangular y de gran tamaño, mientras que de la segunda edificación sólo se documentó su esquina norte. En estos edificios se diferenciarían espacios de habitación y otros dedicados a labores agrícolas o de transformación. Desgraciadamente carecemos de más datos por lo desigual del estado de conservación y ante la falta de una excavación en extensión del yacimiento.
Los resultados han mostrado como la cabaña ganadera estaba fundamentalmente conformada por ganado ovino y caprino, especies fundamentales dentro del sistema ganadero andalusí. También destaca la presencia de ganado vacuno, lo que puede estar ligado a su uso como fuerza de tracción en tareas agrarias. Especies como el conejo también son relativamente abundantes. La gallina o el perro completan la cabaña. Destaca la ausencia de ganado porcino, aspecto que es habitual en yacimientos de este periodo y que estaría relacionado con una islamización social “de alta intensidad”. Por último, resulta de interés el abundante número de restos malacológicos dentro del conjunto. La principal especie representada es la Margaritifera auricularia, especie de agua dulce presente en el Ebro y que fue utilizada en el pasado como fuente de nácar para el trabajo artesano.