José Ángel Asensio Esteban
Paula Uribe, Lara Íñiguez, María Ángeles Magallón, Milagros Navarro, Jorge Angás, Enrique Ariño, Irene Mañas, Carmen Guiral, Cristian Concha, Óscar Lanzas, Aurora Asín y Guillermo Mora.
Aunque los hallazgos arqueológicos de cronología romana en el entorno de Artieda (Jacetania, Zaragoza) venían siendo conocidos desde hacía más de medio siglo, no fue hasta 2018 cuando un equipo conformado por miembros y colaboradores de la Universidad de Zaragoza, gracias a la iniciativa de la Corporación Local de Artieda, decide retomar los trabajos centrándose en el entorno de la ermita de San Pedro-Forau de la Tuta, empleando las técnicas de teledetección antes de emprender la primera campaña de excavaciones llevada a cabo en el verano de 2021.
Estos trabajos preliminares por medio de georradar y la toma de imágenes aéreas de alta resolución permitieron localizar en el subsuelo una concentración de restos arquitectónicos y urbanísticos compatible con la existencia de un único gran asentamiento altoimperial romano dotado de viales, de una estructura urbanística compleja y de edificios monumentales de grandes dimensiones que, junto con los vestigios de escultura arquitectónica monumental en piedra, de epigrafía funeraria y de escultura en mármol conservados en la ermita, en museos y en colecciones privadas, apuntaban a la identificación de todos ellos como procedentes de un único yacimiento identificable como un oppidum o asentamiento urbano romano altoimperial, de momento de nombre antiguo desconocido, que hasta ahora había pasado desapercibido.
La primera campaña de excavaciones arqueológicas de julio-agosto de 2021 planteó la apertura de cuatro sondeos en aquellos puntos del Forau de la Tuta que parecieron los más propicios a la hora de confirmar esta hipótesis de identificación como asentamiento urbano. No obstante, la importancia y espectacularidad de los vestigios arquitectónicos y urbanísticos puestos al descubierto indujeron a centrar los trabajos en dos de ellos:
Sondeo 1: cruce de dos viales –cardo y decumanus– dotados de pórticos, aceras, canal superficial de evacuación de aguas, con potentes cimentaciones de cantos rodados, capas sucesivas de rodadura de material suelto y piedras de paso para los peatones que permitía salvar el mencionado canal. La presencia de estos viales solo es comprensible en un asentamiento de carácter urbano.
Sondeo 2: restos de un edificio monumental público, del que se excavó completa una de las estancias de unos 3,50 por 5 metros de área y dotada de un mosaico teselado blanquinegro prácticamente íntegro y en un estado excepcional de conservación, decorado con motivos marinos en blanco sobre fondo negro consistentes en dos amorcillos cabalgando sobre sendos hipocampos, rodeados de un pez en la parte superior, dos delfines en la inferior y conchas en las esquinas. Tanto el programa iconográfico como otros detalles de tipo arquitectónico nos inclinan a identificar el edificio como unas termas públicas de las que esta estancia sería la pieza de acceso a las salas de baño todavía por descubrir.
Se confirma, por tanto, la excepcional importancia de los vestigios arqueológicos del Forau de la Tuta, que a partir de ahora podemos identificar ya sin género de dudas como los restos de un asentamiento urbano romano cuya posible relación con alguno de los topónimos antiguos conocidos deberá esperar por el momento.