Miguel Ángel Cau Ontiveros,Leandro Fantuzzi, Catalina Mas Florit, Evanthia Tsantini, Esther Chávez-Álvarez y Joan Tuset i Estany
Pollentia es la ciudad romana más importante de las islas Baliarides (Mallorca y Menorca), situada en las afueras del centro urbano de Alcudia, al norte de Mallorca. Según las fuentes escritas, fue fundada, junto con Palma, con la intervención militar romana que llevó a cabo el cónsul Quinto Cecilio Metelo en las islas Baleares contra la piratería que se desarrolló entre el 123 y el 121 a. C. En la Antigüedad, fue una destacada ciudad portuaria ubicada en un enclave estratégico en el istmo que separa las bahías de Alcudia y Pollença. Se calcula que su extensión oscila entre las 15 y las 21 ha, incluyendo las necrópolis. Muy posiblemente, contaba con dos puertos, uno en la bahía de Alcudia, conocida en documentación medieval como Portus Maior y otro en la de Pollença, conocida como Portus Minor.
La investigación arqueológica, con una larga tradición, ha permitido establecer las principales fases evolutivas de esta ciudad romana de provincias. Todo parece indicar que la ciudad se asentó sobre un núcleo indígena preexistente del que han quedado pocos vestigios. Conocemos que en época de Augusto la ciudad sufrió una transformación importante y, seguramente, un programa de embellecimiento. A finales del siglo II d. C. o inicios del siglo III d. C. nos encontramos ante una situación de cambio de similares características. A finales del siglo III, en una fecha que podemos situar de forma precisa en torno al 270-280 d. C., un evento traumático asoló la ciudad como muestran los potentes niveles de incendio localizados en diferentes sectores y particularmente en las tabernae del foro. Pese a este evento, que debió tener un fuerte efecto en el desarrollo de la ciudad, sabemos que esta continuó habitada durante la época vándala (455 d. C.) y bizantina (534 d. C.). Existen también indicios de ocupación durante época islámica y medieval cristiana.
De época bizantina es la fortificación que a modo de ciudadela protegió el antiguo solar del foro. En estos últimos años la excavación de la fortificación ha permitido documentar sendos estratos con materiales tardoantiguos bien estratificados, que pueden proporcionar una información preciosa para nuestro conocimiento de las últimas fases de la ciudad.
En esta contribución se presentan los resultados preliminares de un estudio tipológico y arqueométrico de los materiales cerámicos tardoantiguos recuperados en la excavación de la fortificación tardía. Los materiales proceden en particular de una serie de unidades estratigráficas (8043, 8048 and 9201) de un posible vertedero urbano hallado al exterior de la fortificación. El vertedero contenía 2338 fragmentos cerámicos, 3549 restos de fauna, vidrio (95), metales (45) y unos poco materiales de construcción. El depósito cerámico comprende cerámicas de vajilla (2 %), cerámicas de cocina (16 %), cerámicas comunes (43 %), ánforas (35 %) y algunos materiales que pueden considerarse residuales (4 %). Este conjunto se ha fechado de forma preliminar en la primera mitad del siglo VII d. C., probablemente en torno al 625 d. C. Asimismo se estudian algunos contextos cerámicos procedentes de estratos del interior del relleno de la muralla con materiales de diversas unidades estratigráficas.
Con el objetivo de caracterizar las principales producciones cerámicas tardoantiguas de la ciudad para entender los patrones de producción, distribución y consumo, además del estudio tipológico se emprendió un estudio arqueométrico mediante una combinación de técnicas. La composición química de la cerámica se ha obtenido mediante Fluorescencia de Rayos X (WD-FRX). Para estudiar la composición mineralógica y petrográfica se ha utilizado el análisis por microscopía óptica de polarización mediante láminas delgadas y el análisis por Difracción de Rayos X (DRX) utilizando el método del polvo.
Los resultados permiten una primera aproximación a las características tecnológicas y a la proveniencia de los materiales tardoantiguos. La contribución se centra particularmente en las cerámicas de cocina y en las cerámicas comunes. Mientras que las cerámicas de cocina son en su mayoría importadas de diversos puntos del Mediterráneo, entre las cerámicas comunes destacan las producciones regionales de las Baleares, particularmente de Eivissa, aunque pueden encontrarse quizás también productos de la propia isla de Mallorca. La contribución discute las principales fábricas petrográficas y grupos químicos establecidos y repasa las dificultades de enfrentarse a las producciones regionales de cerámica común relativamente fina.