1. Contribución desde la arqueología profesional al conocimiento del mundo funerario altomedieval aragonés: La necrópolis de La Barza 1.
Fernando Pérez Lambán, Hugo Chautón Pérez y Maite García Rojas.
Los trabajos de control arqueológico realizados entre los meses de abril y septiembre de este año en las obras de construcción de la planta solar de “El Sotón” en la Comarca de La Hoya de Huesca, han permitido la localización de una interesante necrópolis de inhumación, llamada La Barza 1, que mantiene una prolongada fase de ocupación con origen en la tardoantiguedad y final en torno al siglo VIII.
La interacción entre la empresa encargada de la instalación de la planta y el equipo arqueológico ha permitido, por un lado, llevar las investigaciones más allá de lo habitual en estos casos y, por otro lado, la preservación y protección del propio yacimiento compatibilizado con la ejecución del proyecto industrial. Así, se ha superado lo estrictamente necesario para su caracterización básica, complementando los trabajos de excavación arqueológica con los análisis de laboratorio y dejando abierta la posibilidad de futuras actuaciones sobre el yacimiento.
2. Estudios antropo-arqueológicos en el Monasterio de San Pedro de Siresa (Valle de Hecho, Huesca).
José Ignacio Lorenzo Lizalde y José Mª Rodanés Vicente.
En 1991 realizamos una excavación arqueológica en la nave del monasterio de San Pedro de Siresa (Huesca). Se habían realizado excavaciones en el crucero de la nave dirigidas por Rafael Puertas Tricas. Nuestra intervención se centró en las tumbas de lajas y restos humanos que aparecieron en la nave central y entre las estructuras exhumadas en el centro.
Llevamos a cabo la datación de C14 de los restos, el estudio antropológico del sujeto, el estudio de los isótopos de tres individuos y la interpretación del conjunto.
3. Estudio arqueo-genómico de la Necrópolis islámica de Tauste (Zaragoza).
Vanessa Villalba-Mouco, Rafael Laborda, Ben Rohrlach, Eirini Skourtanioti, Marina Bretos, Raffaela Bianco, Eva M. Giménez, Michael McCormick, Philipp Stockhammer, Johannes Krause.
La Necrópolis islámica de Tauste representa uno de los hallazgos arqueológicos más significativos en Aragón en los últimos años. Con casi 700 tumbas excavadas se ha convertido en la mayor necrópolis islámica descubierta en la región. Casi el total de los individuos recuperados en este yacimiento seguían el rito islámico: enterramientos en fosa, desprovistos de ajuar y en decúbito lateral derecho o decúbito supino, siempre con la cabeza mirando hacia el sur-este. Las fechas radiocarbónicas obtenidas hasta el momento, nos indican un uso de la necrópolis entre la primera mitad del siglo VIII e inicios del siglo XI. Pese a que todo el conjunto de datos cronológicos y antropológicos evidencian la presencia de una gran comunidad islámica, las fuentes escritas apenas hacen referencia a esta población hasta su definitiva incorporación al Reino de Aragón por Alfonso I “el Batallador” en 1121. Sin embargo, a partir de los datos obtenidos hasta el momento resulta complicado determinar si la población experimentó una nueva afluencia de personas procedentes de Oriente Medio y/o el norte de África o si bien se trata de población mayoritariamente local que adoptó la nueva religión (muladíes) quedándose así reflejada en su rito funerario. En este estudio, presentamos los primeros avances del análisis arqueo-genómico de un conjunto de 84 individuos recuperados durante las excavaciones realizadas por la empresa Paleoymás. Gracias a la excelente preservación de los restos y a la aplicación de protocolos para la obtención de ADN antiguo, hemos logrado extraer información genética de la totalidad de los individuos. Nuestros resultados nos ayudan a comprender el impacto genético de la expansión islámica en el Valle Medio del Ebro, no sólo en términos religiosos, sino también en el ámbito genético. Además, debido a la minuciosa labor arqueológica llevada a cabo durante el proceso de excavación, hemos sido capaces de profundizar en aspectos clave como son la organización funeraria a través de la distribución espacial de los individuos enterrados en la Maqbara en base a su sexo, perfil genético y grado de parentesco.
4. Los graffiti andalusies de la casa 1 del antiguo cuartel San Genis, en la calle Madre Rafols s/n de Zaragoza.
José Ignacio Royo y Fabiola Gómez Lecumberri.
Los graffiti realizados sobre soportes inmuebles históricos, han sufrido tradicionalmente el desconocimiento o desprecio por parte de los responsables en la consolidación o restauración de nuestros principales monumentos (iglesias, palacios, ermitas, castillos, etc). Fruto del descuido o la desidia se ha perdido un gran número de preciosos documentos para investigar otras realidades sociales ajenas al arte oficial de cada momento. No obstante en los últimos veinte años se han producido notables avances, no sólo en la documentación de este tipo de restos, sino también en su conservación y exposición públicas. Conjuntos de graffiti de gran importancia, documentados en el palacio de la Aljafería, en las torres mudéjares de Teruel, en el palacio arzobispal de Tarazona, en la iglesia parroquial de Chiprana o en los Castillos de Sádaba o Caspe, son una muestra de la riqueza gráfica y documental que pueden aportar para el conocimientos de la sociedad medieval, moderna o contemporánea aragonesa. No obstante, la datación de algunos conjuntos de graffiti realizados sobre muros medievales se convierte en una tarea complicada por la falta de contextos cronológicos o arqueológicos fiables. En el caso de los graffiti andalusíes solamente podemos aportar datos sobre su factura a partir de la aparición de textos o fechas, o bien a partir de una estratigrafía arqueológica. Este es el caso que presentamos en este trabajo. Se trata grabados incisos en el interior de los muros de una casa islámica excavada en uno de los arrabales andalusíes de Saraqusta, localizado en las excavaciones de principios del siglo XXI en el antiguo cuartel de San Genis de Zaragoza, en la calle Madre Rafols s/n. El interés de este conjunto de graffitis, es que documenta un episodio gráfico previo al abandono definitivo de las viviendas islámicas de este sector de los arrabales saraqusties, gracias a su contexto arqueológico. El hallazgo de un tesorillo monetario junto a dichos grabados, permite fecharlos con precisión y plantear el abandono definitivo de esta barriada musulmana a partir de la batalla de Alcoraz en 1096, sin que vuelva a habitarse, demostrando una serie de abandonos de algunas arrabales saraqusties antes de la conquista cristiana de Zaragoza en 1118.
5. Una nueva estela funeraria andalusí procedente de la localidad de Vistabella (Zaragoza).
Francisco J. Navarro y José Ignacio Royo.
A pesar de los escasos ejemplos de epigrafía funeraria andalusí en el territorio de la depresión central del Ebro y de la falta de estudios relacionados con esta manifestación, los recientes hallazgos realizados en tierras aragonesas, han supuesto un avance significativo en la investigación de la sociedad islámica de la marca superior de Al-Ándalus. Presentamos en este trabajo un nuevo epitafio descubierto en la localidad zaragozana de Vistabella a finales del siglo pasado y que ha permanecido en manos de sus descubridores hasta su reciente depósito en el museo de Zaragoza. La documentación realizada en su momento, nos ha permitido identificar tanto su contenido como su cronología que es muy similar a la estela funeraria de Azuara. En ambos casos se trata de muestras de epitafios de ámbito rural que reflejan la completa implantación de la religión y cultura islámicas en el valle medio del Ebro a comienzos del siglo XI. Dichos epitafios son comparados con otros ejemplos similares en lengua árabe repartidos por la geografía aragonesa, junto a otros restos epigráficos representados en distintos soportes, tanto muebles como inmuebles y que amplían en gran medida nuestro conocimiento sobre la sociedad rural islámica de estas tierras en los inicios de las taifas.
6. Alcocer (La Mora Encantada, Ateca): cultura material de una alquería andalusí del siglo XI.
Francisco Javier Ruiz Ruiz y José Luis Cebolla Berlanga.
Este yacimiento, que se halla situado las proximidades de Ateca, ocupa la cima de un pequeño cerro identificable por el prominente farallón arcilloso conocido como La Mora Encantada. A nivel científico el yacimiento fue dado a conocer a finales de la década de 1980 por los historiadores José Luis Corral y Francisco Martínez, quienes propusieron situar el Alcocer cidiano en La Mora Encantada. El Cantar del Mío Cid relata la conquista del castillo de Alcocer por parte de Rodrigo Díaz de Vivar durante su primer destierro del reino de Castilla, iniciado en el año 1081. Tras las tres campañas arqueológicas dirigidas por los autores se puede confirmar la existencia de un pequeño asentamiento de carácter agrícola del tipo alquería fortificada andalusí, que se sitúa al oeste del cerro y al resguardo del farallón rocoso, sobre el cual se emplazaría una atalaya para vigilancia y control del territorio. Su ubicación, sobre un cerro dominando la vega del río Jalón, es la idónea para la existencia de un pequeño recinto fortificado fácilmente defendible por tres de sus vertientes debido a lo accidentado del terreno, mientras que la torre protegería el acceso desde el este. Este enclave fue abandonado probablemente a finales del siglo XI debido a su destrucción violenta por un incendio, no siendo nunca más ocupado. Para tratar de discernir el momento final del yacimiento hay que estudiar el registro material aportado por los niveles de destrucción. En el caso de la cerámica nos hallamos ante el conocido repertorio formal andalusí compuesto por cerámicas de cocina, mesa, almacenaje… con distintos acabados, sobresaliendo algunos fragmentos de loza dorada qalatayubí. Otros utensilios reflejan las actividades diarias y artesanales realizadas por los habitantes del poblado, como los fragmentos de ruedas de molinos manuales, utensilios de industria ósea, pesas de telar, vidrios y objetos metálicos.
7. Empezar a conocer HISPANIÉS, una fortaleza románica del s.XII.
Óscar Lanzas Orensanz.
El yacimiento medieval de Hispaniés (Luna, Cinco villas) está conformado por los vestigios de una fortaleza románica en altura y su poblado e iglesia de estilo gótico rural de San Pedro situados algo más abajo.
Se trata de un despoblado medieval que aparece mencionado en la documentación escrita ya desde mediados del siglo X como parte de la ancha frontera habida entre la Marca Superior de al-Andalus y los reinos cristianos en la zona del rio Arba. Su alusión en las fuentes históricas se continua bajo cambiantes denominaciones hasta 1616 en que aparece como aldea bajo el nombre de “Espanias”
Con la investigación arqueológica que ahora presentamos en busca de los inicios de este enclave cuya denominación parece apelar a esa condición de frontera sur de los Pamploneses primero y Aragoneses después con el mundo andalusí, se pretende conocer cuál fue la dinámica fronteriza que se dio en esta zona.
Aquí presentamos el primer paso de un proyecto que comenzó su andadura al incluirse como propuesta seleccionada dentro del Programa para la Promoción de la Investigación del Patrimonio Aragonés financiado por el Gobierno de Aragón del ejercicio 2021.
Nuestra intervención se centró en la Fortaleza románica de Hispaniés con el desbroce y limpieza de las estructuras vistas en superficie que nos permitieran conocer su articulación espacial, y en la realización de un sondeo arqueológico con el que obtener una primera aproximación a la secuencia cronológica del cerro.
Los resultados han permitido establecer la amortización de la fortaleza en el s.XIII. Su momento fundacional, si bien con dudas ante la ausencia de materiales claramente definitorios, sería en el s.XII aunque lo más probable es que existiera otra fortaleza anterior. Además, hay que mencionar la también probable existencia de un poblado previo de la II edad del Hierro.
8. Sustrato anglo-normando en el señal del rey de Aragón: de oro, cuatro palos de Gules.
Juan Á. Paz Peralta.
Origen, desarrollo y adopción del señal del rey de Aragón. En este estudio diacrónico se rastrean sus orígenes estando los antecedentes inmediatos en las señales ópticas marítimas, fluviales y terrestres normandas, formadas por franjas de color, utilizadas en las velas y cascos de los barcos, banderas, grímpolas, estandartes y gonfalones, como se ve en el tapiz de Bayeux. El análisis discurre paralelo al papel que desempeñaron las relaciones familiares y políticas en la introducción y posterior implantación del señal. Desde las tropas anglo-normandas al mando del conde Rotrou de Perche, primo hermano de Alfonso I de Aragón y Pamplona, participando en la conquista de Zaragoza y Tudela, hasta que Alfonso II de Aragón, después de la conquista de Cuenca (1177) «prendió bastones» (palos de oro y gules).
Un análisis iconográfico y cromático, paralelo, indaga en el significado y simbolismo del arquetipo artístico, que se encuentra en el arcoíris (representa el pacto de Dios con los hombres: Génesis, 9, 11-17) entre cuyos colores despuntan el rojo y amarillo. Se corrigen, matizan y razonan tanto la trazabilidad temática y conceptual, como la bicromía que le distingue, revisando las corrientes tradicionales que sitúan sus orígenes en los colores de la Santa Sede. La heráldica medieval es heredera de contenidos y formas desarrolladas en el mundo antiguo. Desde esta perspectiva evolutiva, se comprenden ciertas transmisiones que se conservan hasta la actualidad.
Hay que desestimar, como tradicionalmente se admite, que estos colores fueran utilizados por la Santa Sede en los lemniscos o cordones de las bulas pontificias cuando Sancho Ramírez peregrino a Roma en 1068. Como bien estudió Pflugk-Harttung (1901), el uso único de los colores rojo y amarillo no se produjo hasta los pontificados de Alejandro III y Lucio III (1159-1185), con anterioridad se usaban los colores del arcoíris combinados.
9. Sustrato normando-siciliano en el arte tardorrománico de los reinos de Aragón, Navarra, León y Castilla.
Juan Á. Paz Peralta.
Análisis de las influencias normando-sicilianas en el arte, arquitectura y escultura, resaltando las determinantes alianzas matrimoniales con familias normandas y su participación militar activa en la conquista de Zaragoza y Tudela (1118). Se rastrean los intercambios culturales a través de repertorios iconográficos anglo-normandos del tapiz de Bayeux. Esta obra influyó en las señalizaciones ópticas del ejército con franjas de color, antecedentes de los palos de oro y gules, y en la pintura mural de San Baudelio de Berlanga (Soria). El arte románico normando de Sicilia, se proyectó en la catedral de Monreale, entre 1174-1185, fecha fidedigna para el inicio del arte tardorrománico hispánico, aspecto ya planteado por Gaya Nuño en 1946, en referencia a la arquitectura del monasterio de San Juan de Duero (Soria), así como en la arquitectura y escultura del arte tardorrománico de los reinos cristianos de España. Los desencadenantes culturales residen en el enlace matrimonial de Guillermo I de Sicilia con Margarita de Navarra, hermana de Sancho VI y nieta del conde anglo-normando Rotrou de Perche, primo hermano de Alfonso I de Aragón y Pamplona, que participó con sus tropas en la conquista de Zaragoza y Tudela. En Aragón, dicha influencia es visible, entre otras arquitecturas, en las columnas geminadas de los claustros de San Juan de la Peña y de San Pedro el Viejo, y en los capiteles con la representación de duelo de guerreros afrontados, de las iglesias de Biota y Agüero. Estos acontecimientos históricos no han sido analizados en los numerosos tomos de la Enciclopedia del Románico en España. Este arte, con fuerte influencia normando-siciliana, se desarrolló en Aragón durante los reinados de Alfonso II y Pedro II.
10. Niveles bajomedievales en el nº 2 de la calle Conde Aranda de Zaragoza.
Víctor Esteban Martín y Francisco Javier Gutiérrez González.
Se presentan los restos localizados en esta excavación. Por su estado de parcial conservación no muestran gran continuidad espacial, pero su contexto material aporta nuevos conocimientos al panorama de la ciudad bajomedieval
11. Nuevos hallazgos en la plaza de Miguel Salamero relacionados con la producción alfarera mudéjar en la morería cerrada de Zaragoza.
Francisco Javier Ruiz Ruiz, José Juan Domingo Frax y Concepción de Miguel Millán.
Los trabajos arqueológicos desarrollados por los autores durante las obras de renovación y urbanización de la plaza de Miguel Salamero (Zaragoza) entre los años 2021-2023 han ofrecido una secuencia estratigráfica que abarca desde la época romana altoimperial (siglos I-III d.C.) hasta la Edad Contemporánea (siglos XIX-XX). Los elementos bajomedievales documentados han de ser atribuidos a la antigua morería cerrada de Zaragoza (siglo XII-1610), cuya vía principal, la calle Azoque, atravesaba la actual plaza de Miguel Salamero prolongándose hasta el Coso. La morería fue abandonada debido a la expulsión de los moriscos aragoneses en el año 1610, tras la forzada conversión de la población mudéjar aragonesa en el año 1525. En la presente intervención arqueológica se hallaron varios elementos relacionados con la tradicional actividad alfarera (hornos y testar) realizada en la antigua morería cerrada de Zaragoza entre los siglos XII-XV, además de los restos de estructuras (muros, suelos, canales, etc) correspondientes a varias estancias de posibles viviendas de la propia morería, muy poco conocida a nivel arqueológico a pesar de las numerosas fuentes documentales que la citan. Sin duda, tanto el testar, que se encontraba relleno con desechos y desperdicios cerámicos, además de instrumentos alfareros como fragmentos de truedes, birlas, anidales, etc., como los dos nuevos hornos cerámicos documentados durante esta intervención han de ponerse en relación con los hornos cerámicos y con los testares con desechos de producción de estos alfares ya conocidos desde hace tiempo en la zona de la avenida César Augusto en su intersección con la antigua calle de Gómez Ulla, pertenecientes a una gran industria alfarera ubicada en la morería cerrada de Zaragoza.
12. El castillo de Cadrete. Campaña de excavación arqueológica de 2023.
Francisco Javier Gutiérrez González, Julián A. Ramos Bonilla
Se presentan los resultados de la excavación realizada con motivo de las obras de restauración llevadas a cabo en el castillo entre abril y junio de 2023: foso, recintos intermedio y superior y el acceso hacia el despoblado.
13. El epílogo arqueológico de Santa Cristina de Somport.
Héctor Arcusa Magallón, José Luis Ona González, Mª Victoria Pastor Sánchez, Raúl Leorza Álvarez de Arcaya
En un yacimiento arqueológico de vida tan prolongada como el hospital-monasterio de Santa Cristina de Somport resulta de gran importancia acotar sus extremos cronológicos, con la ayuda indispensable de la documentación histórica. Y así se presumía un hipotético y legendario comienzo de su andadura a fines del siglo XI y un abrupto final a comienzos de 1808, durante una represalia del ejército francés en los primeros compases de la Guerra de la Independencia. Es decir, algo más de siete siglos de intensa y agitada vida donde el relato histórico se complementa con las correspondientes evidencias arqueológicas.
Pero a veces surge una pequeña sorpresa que obliga a retocar el guion, alargando en este caso la “línea de vida” del antiguo hospital hasta alcanzar los ocho siglos cumplidos. La investigación arqueológica ha alumbrado un inesperado capítulo final, breve y muy delimitado, que nos advierte de la ocupación del ruinoso solar mediante el aprovechamiento selectivo de sus materiales. La inesperada ocupación, a modo de refugio o albergue de naturaleza claramente efímera, está relacionado claramente con las labores de construcción en 1876 de la carretera del Somport, en su tramo de Canfranc a la frontera, y más concretamente con la obra del denominado “Puente de Santa Cristina”, infraestructura de cierta entidad que salva el río Aragón justo a los pies del antiguo hospital, y en cuya construcción debieron de ocuparse los operarios algún tiempo. El puente se conserva en la actualidad y quiere la tradición recogida en la comarca que en su construcción se empleó piedra procedente del cercano hospital arruinado.
Y lo que no recoge la tradición ni se ha detectado de momento en fuentes escritas lo ha desvelado la arqueología mediante la excavación de un refugio de fortuna levantado por los operarios de la carretera ante la ausencia en este sector fronterizo de edificios para albergarse.
Y así el legendario comienzo del hospital del Somport, descrito como un modesto refugio para viajeros y peregrinos, se da la mano con este último albergue provisional para uso de los operarios de la carretera que en 1876 vino a sustituir y mejorar el milenario camino.
14. El castillo de Alfajarín a través de la arqueología.
Casabona Sebastian, J.F. Paraiso Sanchez, J. Verge Salvado, A.
Las primeras intervenciones arqueológicas en el castillo de Alfajarín se remontan al año 2002. Posteriormente se han realizado varias fases de restauración que han ido acompañadas de algún tipo de intervención arqueológica.
Es de reseñar la realización en 2014, a partir del Plan Director del castillo, de una topografía general, trabajos de georradar y unos sondeos para valorar los resultados de este último. La arqueología ha estado presente en todas las fases de restauración: ocho hasta la última llevada a cabo durante este mismo año 2023.
Salvo la pequeña intervención de 2014, las actuaciones cuyo objetivo fuese exclusivamente aumentar nuestro conocimiento sobre el castillo han sido escasas. Únicamente se han efectuado pequeñas excavaciones, con diferente planteamiento metodológico y siempre asociadas a los espacios restaurados.
Sin embargo, la suma de estas campañas comienza a ofrecer claves para la interpretación de la distribución espacial del conjunto del castillo y su evolución constructiva, incluso más allá del perímetro de sus murallas. En estos momentos conocemos mejor las funciones de las estructuras que existieron, diferenciando espacios de almacenaje, establos, cuerpo de guardia; incluso contamos con hipótesis sobre el número de plantas en alguna de ellas. Quedan igualmente algunas preguntas sin resolver a partir de algunas dependencias apenas intuidas y que esperan su excavación.
Los materiales arqueológicos recuperados en las excavaciones están asociados generalmente a diversos momentos del periodo bajomedieval, durante los cuales el castillo sirvió de residencia señorial. Es notable, por el momento, la ausencia de materiales asociados a época islámica pese a la frecuente asociación de la bibliografía con este periodo. Sin embargo, aparecen por todo el área materiales de época romana.
15. El Convento de Santa Catalina del Monte en Cariñena (Zaragoza): estudio arqueológico.
Luis Miguel García-Simón y Antonio Hernández Pardos.
En el IV CAPA (2021) fueron presentados los resultados de los sondeos arqueológicos realizados en las ruinas del convento franciscano de Santa Catalina del Monte, situado en la localidad de Cariñena (Zaragoza). Este cenobio, a pesar de la importancia que adquirió desde su fundación en el siglo XV hasta su desamortización en el XIX, apenas conservaba restos arquitectónicos visibles, y su papel histórico había quedado completamente olvidado para los habitantes de las localidades colindantes.
Durante el año 2022, a través de un taller de empleo promovido por el Ayuntamiento de Cariñena, se ha llevado a cabo una intensa labor de delimitación y consolidación de los restos arquitectónicos del antiguo convento. Los autores de la presente comunicación han realizado la supervisión arqueológica y el estudio histórico.
Estos trabajos han permitido sacar a la luz una buena parte de las antiguas dependencias del complejo monacal, y conocer mucho mejor su realidad material. Se han delimitado e identificado las zonas de culto, vivienda, hospicio, escuela, almacenaje de agua y crianza del vino recibido en las limosnas. Finalmente, con el estudio de las yeserías decorativas y de la documentación archivística se ha logrado reconocer, de modo preliminar, la evolución histórica del edificio, y ajustar las cronologías inicial y final de esta comunidad franciscana.
16. Puesta en valor del Santuario de Nuestra Señora de Gracia en La Fresneda (Teruel). Campaña de 2022.
Víctor Esteban Martín, Rubén Esteve Latorre, Francisco Javier Gutiérrez González.
Se presentan los resultados de las investigaciones arqueológicas realizadas en el marco de los estudios previos del proyecto de recuperación y rehabilitación de del Santuario de Nuestra Señora de Gracia en La Fresneda. Según los restos muebles e inmuebles documentados hasta el momento consideramos que existió en el lugar una estructura de época bajomedieval que no ha dejado huella en las fuentes escritas. Así mismo, se presentan tanto los resultados del sondeo arqueológico llevado a cabo en el interior de cueva del santuario, donde se encontró el convento del siglo XVI, como de las labores de desescombro de los edificios de los siglos XVII y XVIII. Por último, se dan a conocer nuevos datos aportados por fuentes de archivo inéditas.
17. Intervención arqueológica en la iglesia conventual de San Francisco (Teruel).
Javier Ibáñez González, Rubén Sáez Abad & José F. Casabona Sebastián.
La iglesia conventual de San Francisco se sitúa en la zona en la que, pocos años después de la fundación de Teruel, se instaló el Hospital de San Sebastián, que poseía una pequeña capilla, en la que se instalaron los franciscanos Juan de Perusa y Pedro de Saxoferrato (c. 1220). Ese templo primigenio fue sustituido por la actual iglesia gótica, que debió empezar a construirse en 1352, culminando bajo el episcopado de García Fernández de Heredia (1383-1411), que yace enterrado en este templo. El edificio, muy próximo al río Turia, sufrió recurrentes inundaciones.
La intervención arqueológica ligada al cambio de pavimento, pese a las notables limitaciones presupuestarias del proyecto, permitió detectar y documentar: los restos de un edificio anterior al templo actual; distintos aspectos del proceso de construcción de la iglesia gótica y partes de la misma ocultas por los sucesivos recrecimientos; las importantes medidas adoptadas para paliar los efectos de los sucesivos desbordamientos del río Turia; y también permitió localizar (aunque no excavar) las capillas existentes en su subsuelo.
18. Intervenciones arqueológicas en el yacimiento de San Miguel de Mercadal (Loscos, Teruel). Campaña de 2023.
Lydia C. Allué Andrés, Ted L Gragson, Victor D. Thompson, Héctor Arcusa Magallón, Faith MacDonald, Brett Parbus, y José Luis Urrutia Jácome.
Tras la toma de Daruqa en 1120 por las tropas cristianas, comenzó a conformarse el territorio que, a partir de 1248, fue conocido como la Comunidad de aldeas de Daroca. Hasta su disolución en 1837, estuvo formada por alrededor de un centenar de pueblos, si bien este número varió a lo largo del tiempo debido tanto a la compra de lugares vecinos, como por el abandono de alguno de estos, especialmente entre la segunda mitad del siglo XIV y finales del XV.
Mercadal es uno de esos despoblados. A diferencia de otros yacimientos similares de la región, se conserva una extensión considerable del mismo y sus restos no parecen haber sido alterados significativamente por los trabajos agrícolas recientes, a excepción del sector más occidental. En sus casi 5 hectáreas de superficie todavía pueden apreciarse numerosas estructuras y calles. También se conservan la ermita románica – antigua iglesia parroquial del lugar -, la casa del ermitaño y una modesta masía de época contemporánea.
En 2023, gracias a un proyecto de colaboración entre las universidades de Toulouse 2 Jean Jaurès, Zaragoza y Georgia (EEUU), se llevaron a cabo una serie de prospecciones multimodales y shovel test que han permitido conocer mejor tanto el poblado como el paisaje en el que éste se insertaba. Las intervenciones demuestran que el enclave estuvo habitado mucho antes de mediados del siglo XII y que también hubo una frecuentación del lugar tras su abandono, fechado entre 1489 y 1495 según las fuentes escritas. Esto coincide con los resultados obtenidos en las prospecciones pedestres que, desde 2020, se están llevando a cabo en el entorno de Mercadal.
Por último, se realizaron cinco sondeos arqueológicos en diferentes puntos del yacimiento cuyos objetivos principales eran conocer la potencia de los muros detectados en superficie y obtener materiales que permitieran establecer una cronología absoluta de las distintas fases de ocupación del enclave, de cara a planear futuros proyectos.
19. Hallazgo de un horno alfarero tradicional durante el control de la renovación de la calle tenor Fleta de Muel (Zaragoza).
Francisco Javier Gutiérrez González, Víctor Esteban Martín, Javier Fanlo Loras, Carlos Valladares Lafuente
Se presentan los resultados del control arqueológico realizado en el marco de las obras de renovación urbanística de la calle tenor Fleta de Muel en la que, además del numeroso material cerámico de entre los siglos XVI y XIX, se ha localizado una cámara de combustión de horno alfarero, probablemente del siglo XVII.
20. Las fortificaciones carlistas de Cantavieja y Villarluengo: lectura arqueológica.
Antonio Hernández Pardos.
En 2022-2023, la Comarca del Maestrazgo ha desarrollado el proyecto «Maestrazgo: territorio de las Guerras Carlistas», destinado a la recuperación, puesta en valor y difusión de este período histórico, y su huella en el territorio. Dentro del proyecto, se ha hecho especial incapié en el estudio de tres monumentos apenas conocidos, y que tuvieron un carácter fortificado y militar: los fuertes de las Horcas y de San Blas (Cantavieja), y el Convento de franciscanas del Montesanto (Villarluengo).
El estudio ha analizado los restos constructivos reconocidos mediante prospección, además de las fuentes cartográficas históricas -elaboradas tras la derrota carlista de 1840- y fuentes documentales archivísticas. Si bien estos tres emplazamientos sirvieron al ejército carlista, fueron protagonistas en diferentes episodios.
El fuerte de San Blas formó parte del sistema defensivo mandado construir por el general Cabrera para la defensa de la localidad de Cantavieja, convertida en capital del Estado Carlista de Aragón a principios de 1836.
En cambio, el fuerte de las Horcas probablemente fue levantado tras la reconquista carlista de esta plaza, que tuvo lugar en abril de 1837.
Por lo respecta al convento del Montesanto, ocupado desde el siglo XVI por monjas franciscanas, fue utilizado como cárcel de los cautivos del ejército isabelino, tras la victoria carlista de Herrera de los Navarros en agosto de 1837. Y a partir de octubre de 1839, al no aceptar el general Cabrera la Paz de Vergara, el estado carlista decidió transformar el cenobio en un fuerte, que aguantó hasta la definitiva derrota en abril de 1840, dentro de la gran ofensiva liberal dirigida por Espartero.
21. Las antiguas bodegas bajo tierra del Campo de Cariñena: estudio arqueológico-histórico.
Antonio Hernández Pardos.
A pesar de la enorme importancia económica que tuvo la elaboración del vino en el Campo de Cariñena desde el siglo XVI, sus instalaciones vinateras situadas bajo tierra permanecen en el completo abandono y sin apenas estudios. Tras los cambios del sector desarrollados entre 1870 y 1930, y la indualización de su producción, las antiguas bodegas quedaron sin utilidad y se fueron abandonando.
Desde 2021 se está desarrollando un ambicioso proyecto de documentación arqueológica y análisis histórico de esta arquitectura preindustrial, basado en la documentación de sus restos materiales -arquitectura y mobiliario- y de los documentos archivísticos. En 2021-2022 se han estudiado 60 bodegas en la localidad de Aguarón, y a partir de 2023 se ha ampliado a otras 30 bodegas en localidades del Campo de Cariñena y entorno -como Almonacid de la Sierra, Cosuenda y Paniza.
Quizás por su carácter subterráneo no hay merecido apenas estudios, publicaciones ni iniciativas de protección, pero el número, la superficie y características de estas bodegas permiten considerarlo un excepcional conjunto patrimonial.
22. El martinete de cobre de Calamocha. Estudio Arqueológico e histórico de un ingenio hidráulico para su puesta en valor.
Lourdes López Martínez, Cristhian H. Salazar Paz, Emilio Benedicto Gimeno y Pedro Bel Anzué.
La excavación arqueológica realizada en el taller del antiguo martinete de cobre de Calamocha nos ha permitido conocer la realidad material de este espacio productivo industrial del que, hasta el momento, solo se tenía conocimiento preciso a través de las fuentes escritas y documentales, debido a encontrarse bajo los suelos y estructuras de la fábrica de jabones que se puso en funcionamiento, en este mismo lugar, en el siglo XX.
Fundado en el 1689, se trata de uno de los martinetes más antiguos del reino de Aragón.
De especial interés han sido los restos y evidencias conservados del martillo, la fragua, la trompa de soplado, o los diferentes espacios identificados, que nos han permitido extraer datos muy valiosos y proyectar una musealización y reconstrucción basada en datos científicos.
Gracias a los restos documentados, hemos podido conocer con precisión la longitud del árbol de la noria, la longitud de mazo del martillo, así como la ubicación exacta de ambos elementos y sus anclajes, lo que ha permitido el levantamiento de planos técnicos del ingenio hidráulico, y de las diferentes piezas que los componen, siendo la base de la musealización posterior.