César Carreras
En los últimos años hemos excavado dos yacimientos republicanos en el NE peninsular de claro substrato itálico como Can Tacó (Montmeló) y Puig Castellar (Biosca), con unas cronologías de mediados del siglo II a. C. a principios del I a. C. Entre los materiales importados analizados de ambos yacimientos destacan las cerámicas finas (Campaniense A y B Calena), las ánforas centromediterráneas y las cerámicas de cocina, tanto africanas como itálicas. Una de estas cerámicas de cocina son precisamente los morteros que aparecen por primera vez en la Península en estos horizontes del siglo II a. C.
Los morteros son recipientes exvasados con un diámetro entre 2,5 y 5 veces su altura y que tiene un fondo con una superficie abrasiva para facilitar la maceración, lavado, secado de grano y posterior triturado de queso para realizar platos como la puls. La procedencia de los primeros morteros que llegan a la península ibérica es itálica y ya aparecen en Empúries como parte del bagaje de los legionarios romanos entre el 175-125 a. C. Por lo tanto, se trata de un elemento claramente exógeno que puede identificar un origen itálico de los ocupantes de los yacimientos de estudio.
En el caso de Can Tacó y Puig Castellar aparecen buenas muestras de morteros con cierta variabilidad de formas y, sobre todo, de pastas cerámicas. La mayoría de las pastas cerámicas, seguramente de procedencia itálica, no coinciden con los lugares de producción costera de las ánforas tirrénicas ni adriáticas, ni tampoco con los centros de productores de morteros del valle del Tíber en época Imperial. Por lo tanto, nos permiten estudiar la producción de morteros itálicos en zonas del interior de la Península por ahora bastante desconocidos. Esta comunicación pretende caracterizar estos morteros republicanos agrupándolos por formas y pastas cerámicas a partir de la evidencia que se dispone de los yacimientos de Can Tacó y Puig Castellar. A su vez, se comparará esta evidencia con otros yacimientos republicanos del sector NE peninsular con similar cronología y de filiación itálica como puede ser Ilturo (Cabrera de Mar) o la propia Empúries. El objetivo es revalorizar este tipo de materiales que para época republicana puede resultar importantes elementos de datación, indicativos de comercio mediterráneo y marcadores de un evidente origen exógeno itálico.